Hoy en día, por nuestro estilo de vida, todos estamos muy ocupados, no tenemos tiempo para nada y estamos muy estresados. Tranquilo, es normal. El estrés es una respuesta fisiológica y psicológica que se desencadena ante un contexto que altera el equilibrio de la persona (Seyle, 1936). Al ser una respuesta fisiológica, muchos órganos y funciones del cuerpo se ven alteradas: la respiración, el latido cardiaco, la digestión, los músculos, etc. El famoso instinto “lucha o huida” es una respuesta de estrés, la adrenalina nos prepara para la acción o para huir, dependiendo de si nos vemos capaces de hacer frente a la amenaza y salir victoriosos o no.
Entonces, ¿el estrés es malo? No necesariamente. El estrés es una respuesta adaptativa, de supervivencia, que permite a la persona a adaptarse al entorno en el que se encuentra. Por tanto, cierta cantidad de estrés nos permite adaptarnos a los cambios y retos de la vida: esto se conoce como eustrés o estrés positivo. Sin embargo, cuando esta respuesta se prolonga o intensifica en el tiempo, se da lo que conocemos como distrés o estrés negativo. Este tipo de estrés es el “malo”, el que repercute en nuestra salud, desarrollo personal, relaciones sociales y bienestar.
Además, el estrés puede ser temporal (un evento traumático o adversidades de la vida diaria) o crónico, que es más peligroso, ya que la persona se acostumbra al nivel alto de estrés. Ejemplos de estrés crónico son el estrés ambiental (ruido constante que dejamos de oír pero sigue ahí), estrés psicosocial, estrés laboral (el burnout en su máxima expresión), relaciones personales tóxicas…
Por otro lado, las respuestas de estrés no siempre se desencadenan en base a algo externo, es decir, no siempre responden a una realidad, sino que es posible que nosotros mismos las hayamos generado. Las ideas irracionales generan estrés. Por ejemplo, si considero que “siempre tengo que quedar bien ante los demás”, estamos creando una autoexigencia que no se corresponde con las demandas del ambiente, pero que provoca unos niveles altos de estrés. Muchas personas se estresan ante la percepción de estrés (“me estresa el nivel de estrés que tengo”), miedo y malestar, ya que es habitual en nuestra sociedad del bienestar huir del sufrimiento a toda costa. Esto también es una forma de estrés autogenerada, es decir, nuestro pensamiento es el estímulo de estrés, que no se corresponde con una realidad concreta sino con una reacción personal.
Seguro que más de uno de vosotros, queridos lectores, habréis oído en alguna ocasión que “el estrés es malo para la salud”. Como se ha comentado anteriormente, el estrés es una respuesta fisiológica en la que se producen cambios en nuestro organismo que liberan distintas sustancias químicas (hormonas glucoesteroideas), de forma continua y en cantidades elevadas, que desgastan nuestro organismo y pueden producir enfermedades a medio y largo plazo. Entonces, el estrés (distrés, mejor dicho) es malo para la salud y se relaciona con diferentes patologías, que mencionaremos lo más brevemente posible, ya que no estamos aquí para generar más estrés.
· Algunos trastornos cardiacos (hipertensión, isquemia, arritmias, embolias…) se relacionan con el estrés ya que la hormona cortisol produce hipertensión, palpitaciones y activación del sistema simpático que provoca vasoconstricción, mientras la hormona glucagón aumenta el nivel de azúcar en sangre. Un combo fantástico, vamos.
· Por otro lado, nuestro sistema inmune también se ve perjudicado debido a los glucocorticoides. Básicamente lo que ocurre es que la vigilancia ante las bacterias aumenta pero la de los virus disminuye (de ahí que nos salgan calenturas cuando estamos estresados).
· También tenemos los trastornos gástricos (diarrea, síndrome del colon irritable, etc.), ya que, si recordamos, teníamos el sistema simpático activado lo que hace que se movilice de manera excesiva el aparato digestivo. Además, se pueden producir cambios en nuestro apetito.
· La actividad sexual también se puede resentir por el nivel de estrés. Ante situaciones de estrés se reduce la producción de testosterona en los hombres y estrógenos y progesterona en las mujeres. Esto implica una reducción del deseo sexual y problemas de erección en los hombres, en las mujeres no sólo se reduce el deseo sexual sino que puede conllevar otros problemas como alteraciones menstruales, abortos, aumento de peso, fatiga, etc.
· Y como psicóloga que soy, no puedo olvidarme de los trastornos mentales, que, en general, son de por sí una fuente de estrés continuo. Pero el estrés crónico también puede desembocar en trastornos como depresión (de nuevo, gracias glucocorticoides) y ansiedad, la alta tasa de catecolaminas activan la respuesta de ansiedad y nos mantienen en un estado de alerta constante.
Ahora que ya nos hemos concienciado de los peligros del estrés (diestrés), qué podemos hacer para prevenirlo y aliviarlo.
Lo primero es importante identificar la fuente del estrés y qué lo está manteniendo. Si no podemos observar y clarificar esta fuente, es importante buscar ayuda profesional.
Existen factores que median en la respuesta de estrés como son la personalidad, el estilo de vida, el apoyo social y familiar. Las relaciones familiares y personales, así como el apoyo social se relacionan con la capacidad de afrontamiento de la respuesta de estrés y, por tanto, con la calidad de vida.
Para controlar el estrés, es importante recuperar el equilibrio u homeostasis tras el momento de estrés. Podemos utilizar técnicas de relajación (si has pasado por psicólogo seguro que alguna te sabes), la meditación y el mindfulness también son muy útiles.
Es importante hacer ejercicio físico y deporte ya que es una manera de mantenernos activos, sanos y regular nuestro organismo. El yoga por ejemplo es un ejercicio fantástico para combatir el estrés.
Pero lo más difícil para muchas personas es practicar el descanso y el autocuidado. Es necesario darnos un tiempo de recuperación, de atención a uno mismo, dedicarnos un rato cada día para nosotros mismos, aunque sean solo unos minutos. En esta línea, el desarrollo personal puede ser nuestro momento de autocuidado. Cultivar un hobbie, desarrollar una habilidad o aprender cosas nuevas nos hacen sentir mejor con nosotros mismos, siempre y cuando no se conviertan en una fuente de estrés adicional.
Así, la reestructuración psicológica, el manejo emocional, la toma de conciencia y un buen balance de lo profesional y lo personal son técnicas y factores que se pueden cultivar y promover con la ayuda de un buen profesional.
Por último, estas son algunas de las características de las personas que sufren estrés: no se dan descanso nunca, tampoco tienen ni un momento para si, no tienen objetivos personales claros y definidos, consideran que unas vacaciones solucionan todo el estrés, viven en el pasado (nostalgia) o en el futuro (ansiedad), asumen todas las tareas (incluso los hobbies y momentos agradables) como un trabajo, buscan la perfección, quieren tenerlo todo bajo control y dentro de sus planes.
¿Te resulta familiar algo de esto?
Irene Marivela Palacios
P.D.: aquí os dejo una pequeña ayudita para los que necesitan aprender a relajarse.
Hola chicas!! En primer lugar, gracias por esta nueva entrada porque considero que siempre hemos oído hablar de estrés y parece algo común pero, leyendo esto me he dado cuenta de que es más complejo de lo que parece. En segundo lugar comentar que ahora me doy cuenta de que hay ciertas situaciones que me generan estrés y no lo había etiquetado e identificado como tal, por ejemplo, cuando tengo que ver o estar con ciertas personas, con esto que he leído, parece que es estrés lo que me causa. Es interesante saberlo. Gracias porque me habéis ayudado a poner nombre a algunas situaciones que he experimentado recientemente.
Un saludo!!!
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Hola Seila, muchas gracias por tu comentario. Me alegra saber que te ayuda a identificar estresores nuevos. Es importante poder poner nombre a lo que sentimos, si es estrés u otra cosa. Lo primero para poder gestionar el estrés es identificar qué lo provoca.
Un saludo!!
Irene
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Magnifica entrada del blog. ¡Y en cuantas cosas me veo reflejada! Cuando lo lees, te das cuenta de cómo muchos de los pequeños problemas cotidianos pueden estar causados por un exceso de estrés (y no del bueno). Gracias por la entrada.
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Muchas gracias por tu comentario, María. Espero que te sirva para poder manejar un poquito más el estrés.
Un saludo!!
Irene
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