Hola de nuevo queridos lector@s, esperamos que hayáis tenido un buen verano con tiempo para todo pero sobre todo para desconectar y disfrutar, retomamos el blog en esta ocasión con un artículo sobre las creencias limitantes ya que es algo que se suele trabajar habitualmente en sesión y el conocerlas y gestionarlas nos ayudará mucho a la hora de conocer tanto nuestros propios sesgos como los de las personas de nuestro entorno.
Pues bien ¿qué son las creencias limitantes? Son una percepción de la realidad que nos impide crecer, desarrollarnos como personas o alcanzar nuestras metas. Son premisas que no son ciertas pero que nosotros hemos creído que lo son y normalmente hemos ido reforzando este pensamiento durante años de manera que nunca los ponemos en duda ni los analizamos, directamente lo damos por bueno con las consecuencias negativas que eso tiene para nuestra vida.
Muchas veces estas creencias limitantes nos acompañan desde la infancia, otras veces las hemos interiorizado a través de alguna opinión que alguien ha vertido sobre nosotros y hemos aceptado, incluso a veces por una experiencia puntual que hemos dado por hecho que todas las experiencias similares serán igual cuando objetivamente no tiene por qué.
Algo que la psicología ha demostrado a lo largo de los años es que si creemos que no podemos hacer algo, nuestro cerebro ya nos predispone para eso y normalmente el resultado que obtenemos es negativo, es algo similar a la profecía autocumplida de la que ya hablaremos en otra ocasión, por ello es tan importante saber cuales son nuestras profecías limitantes, de esta manera podremos saber que son erróneas, que tenemos capacidad de modificarlas y superarlas.
Hay muchísimos tipos de creencias limitantes pero las más comunes son las siguientes:
- No soy capaz de..
- No merezo..
- No puedo..
- No tengo derecho a..
- No valgo para..
- Me es imposible conseguir..
- Es difícil hacer..
- No está bien hacer..
- No es correcto..
- No soy buen@ en..
Todas las premisas anteriores si te fijas nos generan miedo o inseguridad, es decir, hacen que nos estanquemos en la vida y que debido a ellas quizá no realicemos un viaje que nos gustaría o que cambiemos de puesto laboral pese a no estar agusto o que no probemos a hacer una actividad que nos llama la atención. Por ello hay que ser consciente de que estas creencias limitantes existen ¿cómo? Estando muy pendientes de nuestros pensamientos y las emociones que nos generan para cuando los tengamos localizados ser conscientes de que no son reales, que son falsos y que podemos hacer todas esas cosas que tememos. La razón siempre va a ser nuestra mejor aliada como en prácticamente todo y nos permitirá tratar esas creencias como corresponde, si por ejemplo pensamos “No valgo para ese puesto de trabajo por mucho que me guste” nuestra razón nos dirá “Estoy preparad@ para ese puesto y si algo me cuesta siempre puedo formarme o pedir ayuda a alguien, nadie nace sabiendo, además todos empezamos en algún momento sin experiencia y es cuestión de ir aprendiendo”.
Como otras muchas veces nuestra mente puede llegar a jugarnos malas pasadas y engañarnos, recuerda que nuestra mente es como una máquina cuya función es ir creando pensamientos más o menos racionales y nuestra función es la de modificar aquellos pensamientos que nos limitan o nos generen malestar aplicando las herramientas correspondientes, por ello aunque este artículo te haya ayudado a darte cuenta de que tienes dichas creencias si no eres capaz de gestionarlas por ti mism@ acude a consulta ya que los psicólog@s tenemos las herramientas precisas para ayudarte.
Como siempre quedo pendiente de los comentarios y las preguntas que podáis hacerme tanto en el blog como por privado ¡nos leemos!
Eva Torrego Treviño
Psicóloga Sanitania